ACOMPAÑANDO LAS INFANCIAS

Rol del Adulto

Seguramente hayas escuchado alguna vez la frase “Seguir al niño”, pero ¿qué significa realmente seguir al niño?

Obviamente no se trata de seguirlo físicamente a todas partes, ni tampoco hacer todo lo que el niño diga, es al maestro interior del niño al que realmente debemos seguir.

En la pedagogía Montessori es muy importante el rol del adulto. Asi como también el ambiente preparado. Su labor es respetar a ese maestro interior(niño), confiar en él y ofrecerle un entorno en el que su desarrollo pueda seguir su camino sin obstáculos que lo obliguen a desviarse de dicho camino. Eso es seguir al niño.

El adulto debe prepararse para sufrir una transformación interna a diferentes niveles, emocional, intelectual, física, espiritual y técnica, para convertirse en el encargado de guiar al niño en su proceso de crecimiento. Debe adaptarse a sus necesidades para no ser un obstáculo y para no sustituir al niño en las actividades para su crecimiento y desarrollo.

El aspecto más importante como adulto es saber cómo cambiar nuestra mirada hacia el niño. Es por eso, que el adulto debe entrenarse para percibir las necesidades de la infancia de manera respetuosa. Debe ser un mero observador para que el niño desarrolle su propio potencial. Debe permanecer en silencio, de manera pasiva en una paciente expectativa para que el niño pueda expansionarse libremente.

El adulto está al servicio del niño y de la niña, debe permitir satisfacer su curiosidad, descubrir sus ideas propias, respetarlas y que encuentre solución a sus problemas.

Los niños y niñas son el futuro, los agentes transformadores de la humanidad y el adulto debe guiar y facilitar su camino con cariño y protección. Es importante, que no obstaculicemos sus potenciales innatos.


Las principales características del rol del adulto Montessori son:

·        Conectar con el niño, que se sienta cómodo, seguro.

·        Tener una mirada objetiva, sin juicios.

·        Dejar al niño y a la niña ser dueño de su propio aprendizaje.

·        Detectar sus periodos sensibles.

·        Ser pacientes, amables, respetuosos, cariñosos, educados, alegres, etc.

·        Usar un tono amable pero firme, sin gritar. Nos observan.

·        Fomentar el sentido de pertenencia, que se sienta parte del ambiente.

·        Facilitar los materiales adecuados que le ayudarán en su desarrollo.

·        Respetar sus necesidades y ritmos de aprendizaje.

·        Permitir que encuentre la solución a sus problemas.

·        Motivar a aprender.

·        Aceptar y respetar al niño tal y como es.

·        Fomentar su autonomía.

·        Satisfacer su curiosidad, sin intervenir.

·        Aprender a observar sin interrumpir.


El adulto debe dar la oportunidad de satisfacer los potenciales del infante para que se convierta en un ser humano seguro, independiente y equilibrado. Además, debe conseguir saber cuándo y cómo intervenir.

Lo mas importante es motivar al niño a aprender con gusto y permitirles satisfacer la curiosidad y experimentar el placer de descubrir ideas propias en lugar de recibir conocimientos de los demás. Permitir que sean ellos quienes construyan las bases de sus experiencias concretas. Ya que cada niño marca su propio paso o velocidad para aprender y esos tiempos hay que respetarlos.

 

"Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el niño" María Montessori



Un beso!

Gise

 

 

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