ACOMPAÑANDO LAS INFANCIAS

La independencia en los primeros 3 años de vida

La vida psíquica del niño se desarrolla desde la mas tierna edad, gracias a la relación, los movimientos que se coordinan y el lenguaje que se elabora.

La doctora María Montessori explica en uno de sus libros que en los primeros años un niño tiene pequeños logros a los que ella llamó las “conquistas de la independencia”.

Comprender estas etapas nos ayuda a entender cuáles son las necesidades de los niños en ese momento.

La primera conquista del niño es el nacimiento. Es lograr salir al mundo por sus propios medios valiéndose por sí mismo, por sus propios pulmones, por su aparato digestivo, sostenerse con sus huesitos.

La siguiente gran conquista es dejar la leche materna. Esto implica la capacidad de recibir nutrientes más complejos y con un poco de práctica, poder alimentarse por sí mismo llevando los alimentos a su boca con sus propias manos.

Una tercera conquista se logra cuando intenta producir palabras, cuando tiene curiosidad por imitar los sonidos, cuando comienza a balbucear. Esta conquista es una de las más complejas, pues se necesita de un largo tiempo para que logre comunicarse con claridad.

La cuarta conquista para la independencia es la capacidad de trasladarse. Comienza con la fortaleza para sostener el peso de su cabecita por sí mismo, después sentarse erguido y comenzar a gatear hasta lograr caminar con pasos firmes.

Estas etapas son muy importantes para el niño, aunque no esté consciente de las primeras. Si los logros se fortalecen cuando el niño muestra la madurez suficiente para lograrlo, él tendrá en su información inconsciente la alegría de vivir. Si se le obliga a cumplirlas antes de tiempo o si se ignoran las señales de que está apto para dar el siguiente paso, la personalidad del niño tiende a ser insegura.

En estas etapas construirá sus habilidades básicas, formará su personalidad y definirá su estilo de aprendizaje; nosotros mismos podemos observar esos cambios en el niño cuando comienza a caminar, hablar, manipular objetos y saber utilizarlos ó sabe qué actividad quiere realizar, etc.

El niño, guiado por sus instintos, intenta realizar las cosas por el mismo. Nosotros debemos favorecer un ambiente en el que él niño tenga un papel activo en su desarrollo, apartando cualquier obstáculo que lo dificulte, brindando un ambiente atractivo para que pueda desarrollar todo su potencial innato.

Muchas veces los adultos somos el primer obstáculo para ellos, los ayudamos porque queremos que realicen las actividades rápido ya que vivimos en una sociedad con mucho estrés y sometemos en muchas ocasiones a ese estrés a los niños. Ellos no dan importancia al tiempo que le van a dedicar a una actividad, sino que se concentran para llegar a su meta, a la consolidación de esa actividad; aunque implique repetir muchas veces. Si dejamos realizar y terminar esa actividad sin ayudarlos o interrumpirlos, veremos en sus caras la mayor satisfacción de haberlo logrado por ellos mismos.

El adulto no es el modelador del niño, es el niño el que lleva en sí mismo la clave de su propio enigma individual. El niño necesita actuar por si mismo.

“El primer instinto del niño es actuar por sí solo, sin ayuda de nadie, y su primer acto consciente de independencia es defenderse de los que intentan ayudarlo” María Montessori. 

Es muy importante tener paciencia, saber esperar y estar atentos a lo que necesitan para lograr esas metas. Los niños nos sorprenderán al ver de lo que son capaces de hacer sin ayuda. A la edad de 3 años un niño puede, en gran parte, hacerse independiente y libre si fomentamos que eso ocurra.

 

Termino citando una frase de María Montessori de su libro La mente Absorbente.

 

“Toda ayuda innecesaria es un obstáculo al desarrollo de las fuerzas naturales”. 


Un beso!

Gise

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